HABLAR EN PÚBLICO: SI NO ME ENTRETIENES, ME PIERDES

¿Es REALISTA y ASUMIBLE el objetivo de tu próxima presentación?

Si hablamos de oratoria (y de eso te hablo yo), tarde o temprano hay que recurrir a la antigua Grecia: lo que descubrieron nuestros viejos amigos de las túnicas sigue siendo, en muchos casos, plenamente vigente.

En ese momento de la historia, se definieron los tres objetivos principales de la oratoria. (Casi nada, ¿verdad?). Estos objetivos eran:

  • INFORMAR

  • PERSUADIR

  • ENTRETENER

Los dos primeros se nos antojan cercanos… Y el último no tanto. Y aún menos en un entorno profesional o académico.

         ¿Entretener? Eso es algo que está bien para el cine o las series de TV, pero NO si de lo que se trata es de hablar de crecimiento, objetivos, clientes o estrategia.

Craso error. Tu ponencia no sólo puede entretener, sino que DEBE hacerlo.

SIGLO XXI

Si nos acercamos más a nuestros días, a la hora de definir los objetivos de una presentación entramos en el proceloso mundo de las ideas-gancho: ideas que tienen mucho que ver con las marcas y con el marketing de contenidos. Cada autor expresa de la forma más elocuente y atractiva posible cuál es, a su entender, el objetivo de una buena presentación.

Y si: yo también tengo esa idea (¡faltaría más!). A mi modo de ver, cualquier discurso pretende crear un movimiento. Provocar una acción. Ya sea que compren, que inviertan, que se sumen a una causa o que voten. Todas las presentaciones pretenden una acción por parte de la audiencia.

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Entonces, ¿qué tiene que ver lo de ‘crear un movimiento’, con los objetivos de nuestros antepasados helenos? Muy sencillo: si tu ponencia informa, entretiene y tiene una dosis aceptable de persuasión, conseguirá ese movimiento. Y es que los objetivos que nos planteaban los griegos no son excluyentes, sino todo lo contrario: conseguir los 3 prácticamente garantiza el éxito de tu intervención.

SUMA ENTRETENIMIENTO A TU PRESENTACIÓN

Esa podría ser una argumentación para hacer tu próxima presentación más entretenida. Pero aún hay más: y es que vives en el s. XXI. Es decir, en la era de la información. Piensa que tu audiencia tiene prácticamente todo el conocimiento humano a un click de distancia. Desde ese punto de vista, tu presentación no necesita tener grandes dosis de información. Y harás bien en incidir en los otros dos ingredientes: persuasión y entretenimiento. Dicho de otro modo: puedes dejar los detalles informativos para compartirlos en otros canales (web, mail, docs de trabajo…) y centrarte sin complejos en la persuasión y el entretenimiento.

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Entretener a tu audiencia no es algo ‘poco serio’, más bien todo lo contrario. Es ser consciente de que su atención debe estar siempre viva durante tu presentación; de que puedes usar muchos otros canales para conectar con ellos; de que puedes usar las emociones y el humor; de que los datos tienen su momento y su lugar, pero no deberían ocupar más del 10% de tu tiempo; de que para conectar a ese nivel debes ponerte en su lugar, y conocer sus necesidades; de que puedes jugar con sus expectativas; de que puedes (y debes) jugar con la sorpresa; de que puedes (y debes) ofrecerles tus puntos de vista, que siempre serán más interesantes que la pura información…

Y sobre todo, debes cambiar el ‘chip’. Como te contaba la semana pasada, la monotonía es la enemiga de la atención. Y lo cierto es que salir al escenario a ‘compartir información’ va de la mano de esa monotonía, y de la desconexión. Sal a conectar, sal a compartir, sal a emocionar, sal a regalar… Permítete el lujo de estar más vivo, y de compartir tus ideas de forma más entusiasta. Permítete el lujo de usar todos tus recursos expresivos en escena. De ser más espontáneo, de ser más divertido, de que tu voz y tu cuerpo también jueguen a captar y a mantener la atención y a expresar emociones. 

Permítete el lujo de salir a entretener.

FIN DE AÑO, Y FIN DE ETAPA

Mecagoen… Con lo bonito que me había quedado este final, y aún tengo algo importante que contarte…

Pues sí, querid@ lector@, creo que llego a un fin de ciclo (y, claro está, al comienzo de otro). Y eso me obliga a replantear qué va a pasar con este blog. No va a desaparecer, por supuesto, pero debo reajustar la operativa (ya que el día sólo tiene 24h). Contratar los servicios de alguien que escribiera por mí desvirtuaría el sentido de los artículos, así que me voy a tomar un tiempo de descanso para replantear el sentido y el ritmo de estos posts. Aún no sé cada cuándo serán, aún no sé si cambiarán de formato… Y me tomaré un tiempo para decidirlo.

Así que: ¡mil gracias por estar ahí, y hasta la próxima!

¡Ah! Y que tengas un maravilloso y estimulante 2018.

‘Emitiendo desde Broadway con Wall Street. El punto exacto donde se encuentran los mundos de la interpretación y los negocios.’